Escribo estas palabras para ti, Lucía, como dice la célebre canción de Serrat, y espero con ingenuidad que pintadas en mi voz no se las lleve el viento «a ninguna parte, a ningún buzón». Lucía es una mujer tierna y tímida, pero valiente.
Trabaja en el hospital Reina Sofía de Murcia, en el departamento de radiología. Hace unos meses, se quedó embarazada de gemelos, y coincidiendo con ello llegó destinada a la sección de radiología de urgencias. Dado su estado, solicitó que se la trasladase al departamento de ecografías, porque consideraba que su lugar de trabajo era poco seguro para los gemelos, por la exposición a posibles radiaciones y por otras contraindicaciones biológicas asociadas al servicio de urgencias. El centro no consideró su petición, se negó a reubicarla y la adaptación de su puesto de trabajo para protegerla de posibles daños consistió en obligarle a llevar un pesado delantal de plomo. Lucía tuvo la suerte de contar con el apoyo de sus compañeras de servicio, que le evitaban las tareas más gravosas y más expuestas. Sin embargo, no podía soportar el peso del delantal y la consecuencia fue una baja laboral por una lumbalgia. En estos momentos, se cuida en casa.
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