Radiografías, escáneres y otras pruebas de imagen son, sin lugar a dudas, instrumentos médicos de incuestionable valor, pero también suponen una importante fuente de exposición a la radiación ionizante, lo que en altas dosis efectivas acumuladas ha sido asociado con el desarrollo de cánceres sólidos y leucemias.
Sin embargo, aunque tanto sanitarios como trabajadores de la industria nuclear son vigilados para que no sobrepasen las exposiciones máximas recomendadas, los pacientes a los que se realizan estos exámenes no son sometidos a seguimiento, ni suele guardarse un registro de la radiación recibida, aun cuando los exámenes se acumulen en una misma persona, tal y como expone un estudio publicado en 'The New England Journal of Medicine'.
Sin embargo, aunque tanto sanitarios como trabajadores de la industria nuclear son vigilados para que no sobrepasen las exposiciones máximas recomendadas, los pacientes a los que se realizan estos exámenes no son sometidos a seguimiento, ni suele guardarse un registro de la radiación recibida, aun cuando los exámenes se acumulen en una misma persona, tal y como expone un estudio publicado en 'The New England Journal of Medicine'.
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